lunes, 27 de abril de 2009

I

Me han dicho que tengo que hablar de mí. Siempre que me piden hacerlo me pongo enfermo, ¿no son acaso ellos quienes tienen que hacer ese trabajo? ¿No son ellos quienes dicen conocer más de mí que yo mismo? Pero como siempre tengo que hacer el trabajo difícil.

Voy encaminado a cumplir 60 años y prefiero no hacer un drama sobre mi avanzada edad porque nuevamente se me retuerce el estómago. Hasta ahora no he hecho nada de lo cual me sienta orgulloso. Las cosas que me hubiera gustado hacer en mi vida, no las he hecho. En tiempos modernos se me podría llamar perdedor. Ya me he hecho a la idea y tampoco me importa, prefiero eso a ser un tan aclamado “hombre de éxito”

Trabajo en la entrada de un cine. Me da lo justo para vivir… vivir solo. No estoy casado y que sepa no he tenido hijos. Esta situación me tranquiliza, prolongar parte de lo que soy a otro individuo no es justo. Consideré y considero insensato procrear, por cientos de razones humanitarias.

Además, porque a los bien y mal pensados les confirmo sin pena pero tampoco con orgullo: soy gay.

Bueno, nada de lo que acabo de decir, salvo mi homosexualidad (que tampoco es que pregone a los cuatro vientos) lo ventilé antes en público. Y como uno está aquí para irse de la lengua, con buenos ojos nadie me ve hasta el momento.

El asunto central es que estoy aquí con los cuatro de siempre, cuatro gatos, como se dice popularmente, y son ellos quienes insisten en que debo hablar de mí. También están otras diez personas viriopintas y entre todos formamos un ámplio círculo.

Hoy, ahora mismo nos reunimos en un patio soleado, y he de reconocerlo: tengo mejor ánimo. Con la moral recobrada tras oir trocitos de historias, batallitas y mea culpa de cada uno de mis diez coleguillas de sesiones, salgo de mi mutismo habitual y tras los holas y qué tal abro la ronda.

-Perdón, pido que me disculpen por lo que voy a decir, pero de todo lo que cada quien contó en las reuniones anteriores, pienso que la única que no ha mentido ni miente en nada es Laura.

- Ehy chato, ¿qué te hace pensar qué no miento? que parezca una buena chica no quiere decir que lo sea. Además con ese comentario estás dejando por los suelos el poco misterio que apenas me habéis dejado conservar. Es que de verdad ¡tener amigos tan maricas como vosotros y vosotras me va dejar seca! (Mueve las manos de forma exagerada y se muerde el labio superior para evitar reirse)

Laura es un transexual con mucho encanto y elegancia. Muchos de los del grupo que compartimos las tardes del jueves la hemos acompañado al quirofano para poner fin a su última perturbación según ella: su ex pene. No podéis llegar a imaginaros cómo ha cambiado desde que salió del quirofano, se ve radiante además de placenteramente bella. ¡Uff si me gustaran las mujeres no pensaría dos veces con quien estar, con Laura! Pero ya llegará el momento de hablar de ella, por ahora quiero hacer un recorrido rápido de los principales miembros del clan.

No sé porqué utilizo la palabra clan, no creo que lleguemos los aquí presentes a conformar un clan, o quizá sí, nunca se sabe qué pasará mañana, ni siquiera de los momentos por venir sabe alguien cómo se organizará o se desbarajustará cada existencia.

Pero a lo que iba, los cuatro gatos sobre los que hablé antes puedo decir que son un par de enfermeros fornidos y tan chuleras como los matones que cuidan los accesos a las discotecas. Siempre están listos a ponerte la camisa de fueza si te pasas. Los otros dos son el doctor Frias y Faucool, médicos psiquiatras del manicomio en donde nos encontramos.

"No,no estamos locos, que sabemos lo que queremos, vivo la vida igual que si fuera un sueño, ole" le digo a mis parientes, cantando como los hermanos Carmona, cuando me preguntan por qué vengo aquí cada jueves.

Bien, sigo enumerando a los del grupo, siguiendo el orden inverso de la trayectoria de las manecillas del reloj.

Alberto a mi lado es zurdo y Kurdo. Dice estar muy traumatizado por los conflictos de su país y lo conflictiva que es su madre. Al lado de Alberto está Rosario que dice dedicarse a...

....Laura interrumpe el inventario mental y somero que os estoy haciendo y llamándome por mi nombre esta vez, porque suele dirigirse a mí por mi apodo, dice:

-Mira Agustín, la verdad y la mentira son el cara y cruz de la realidad, y aclaro lo de que cara o cruz, porque puede tomarse de muchas maneras. La verdad y la mentira depende de por donde miras la realidad; das monedas para pagar el derecho a vivir instante tras instante y unas veces la moneda sale con la cara de verdad arriba, otras con la mentira por delante.

No entré a filosofar sobre lo que dijo Laura. Supongo que ahora os debo, más que el diálogo de la reunión, un justificante de por qué estamos una tarde tan soleada y agradable como la de hoy en un manicomio. Los diez de costumbre, algunas veces hay alguna baja, vamos a "ayudar" y sobre todo a analizar, oír historias y regodearnos con los locos de siempre. Tienen tantas historias de sueño y pesadilla que contar, que venir aquí se ha convertido desde hace unos años en nuestra principal distracción de los jueves por la tarde.

El asunto es que estoy sentado también al lado de Nuri, una interna que lleva años aquí, y perdonar si me salto el orden inverso del movimiento de las manecillas del reloj, para enumerar a cada uno de los presente. Y si queréis que os diga la verdad, todavía no entiendo porque Nurí está encerrada. Es una de las personas más cuerdas y encantadoras que he conocido. Algún trauma tiene pero acaso ¿quién no? No podría decir cuál es su patología. Hablar de ese tema me consterna. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado si estamos locos sin tener una contestación objetiva? Ni la clínica, ni el psicólogo ni nadie la tiene.

Claro que también se debe reconocer que el doctor Frias nos ha demostrado que hay patologías evidentes, y que la esquizofrenia, el bipolarismo y una larga lista de enfermedades mentales existen. Por suerte Nuri está con medicamentos, y si bien es cierto que su mal no tiene cura, la medicación que le han formulado de por vida va a tenerla a raya.

Sea como fuere, Nuri entró de lleno a la escena, y nunca mejor dicho, porque tras el esperpento que soltó Laura respecto a las verdades y las mentiras universales, dice con apremio y firmeza:

-Mentiras las de Agustín, lleva nos sé cuántas semanas prometiéndome entradas para la Guerra de las galaxias y al día de hoy no veo una boleta.

-Nuri, la guerra de la galaxias ya pasó hace muchos años.

-Vale, vale, siempre me dices lo mismo y yo finjo que me trago tus mentiras, pero vamos a ver, si es cierto lo que pregonas, y creo que es una excusa pésima excusa, contesta de una vez por todas: los buenos ganamos en la guerra de las galaxias?

-Eejem, no podría ser tan rotundo con ralación a quiénes son los buenos o los malos, creo que la fuerza está contigo Nuri, ahora bien, hay quienes están unas veces de parte de unos y luego se pasan al otro bando. Sin ir tan lejos fíjate nada más en Laura, antes era hombre y hoy nos acompaña aquí tan pizpireta. !hay que tener cojones! para hacerse una cirugía como esa...

Laura me interrumpe.

-Claro que hay que tenerlos para que te los quiten, jajaja- ríe y todos nos reímos a coro con ella.

-...y a lo que iba, si hay que pensar mucho en cambiarse de sexo e incluso pasar por el quirófano, ¿por qué no cambiarse del bando de los buenos al de los malos? Total, parece que los malos viven mejor y ganan mucho dinero, perooooooooo, pero, pero, te contesto Nuri, los buenos sí ganamos en esa peli, aunque la saga siguió y espero que siga.

Laura salta, parece que estar consternada

- Ehh guapo, no quiero contradecirte ni a todos los freaks que les encanta “La guerra de las galaxias” pero que hubiera otra peli de esas sería mucho peor de lo que cualquiera se puede imaginar. Otra vez estrenos multitudinarios, groupies locos de ganas de hacer coloquios eternos sobre el tema… puaaj, ¡no! Ni hablar.

Eduardo entra a tranquilizar la tormentosa conversación:

- Buenos chicos, qué os parece si esta tarde después de salir del mani nos vamos a tomar algo. Ya sé que no es costumbre vernos más tarde de las 8 de la tarde pero podría ser una buena forma de distender nuestros estreses acumulados de la semana. ¿Qué os parece?

Eduardo, antes llamado María, es una persona muy pacífica y sensible, es el conciliador del grupo. Cuando alguna de las “fieras” aquí presentes se “sobredimensionan” él está dispuesto a suavizar el ambiente. Desde hace unos cinco años se ha venido hormonando, consiguiendo una bonita barba y un montón de accesorios que supuestamente lo convierten en un hombre. Aunque todos sabemos que eso no es lo que marca la diferencia, digo, esos accesorios ni esa barba. Sigue conservando sus órganos sexuales de mujer intactos pero eso tampoco hace la diferencia para él ni para ninguno de nosotros. Sale con Mateo, otro personaje miembro del clan, desde hace tanto tiempo que ya ni recuerdo cuantos años han sido.

Alberto dice:

- A mí no me parece muy buena idea irnos de aquí a tomar algo. Ni siquiera me parece oportuno que salgamos definitivamente y tengo la corazonada que a los enfermeros y los médicos que moderan nuestras reuniones, tras la reuniones periódicas que solemos tener con muchos de los pacientes internados en este sanatorio, tampoco les parece bien que nos vayamos.

Siempre me da el pálpito que a enfermeros, médicos y pacientes les encantaría confinarnos dentro de los muros de esta institución. Hay tanto marica y transexual loca suelto, que el mundo exterior bien podría prescindir de nosotros. Porque vamos a ver: ¿tiene gracia tanto personaje del clan con el sexo cambiado?

- Perdón por interrumpirte Alberto, pero sólo Laura tiene el sexo cambiado, dice Eduardo.

Todos sonríen, pero Alberto sigue diciendo:

- Para mí hay mucha frivolidad en eso de cambiarse de sexo, tanta como en cambiarse de nombre, reloj, anillo o de domicilio. Creo que a los transexuales les falta imaginación, sensibilidad y conocimiento, y en cambio les sobra la fortaleza inútil para sufrir mutilaciones y fármacos, masocas tristes que fingen luego la alegría de una sexualidad recobrada.
¿Cuál sexualidad recobrada si cuando tenían el sexo que la naturaleza les dio se lo cambiaron? ¿Qué recobraron? Se recobra lo que se pierde y nacieron como nacieron. Ah, que se sienten machos habiendo nacido hembras o viceversa? Vaya argumento más memo para cambiarse de sexo, compórtense como prefieran, como se sientan cómodos y ya. Y muchos, no se lo pierdan, son ecologístas. Adoran la naturaleza agena pero van contra la suya.

El sexo siempre será más que sexo: es mito. Los mitos alrededor de sexo son los que sostienen la trascendencia de los sexual por sobre de su práctica. Parece mentira que hoy día, con la aparente información y divulgación de lo sexual por todos los medios, todavía estos gilipollas transexuales desaprovechen los mitos verdaderamente poderosos que pueden tejerse alrededor del sexo y no estimulen la imaginación en vez de cortar o agregar, no ya por lo sano sino por lo patalógico.

Por mí, quien quiera cambiar de forma tan záfia y sin imaginación alguna que cambie, pero tengo la idea de que una vaginoplástia no va a conseguir que un plasta siga siéndolo. En vez de un idiota integral, tendremos otra idiota mutilada, o en lugar de una cretína irredenta tendremos una estúpida con voz de tenor y pelos en el pecho. Y termino al respecto con aquello que aunque la mona se vista de seda....

En fin, no digo en alto que quiero quedarme aquí, que me entretienen los locos, pero espero a ver qué propone alguno(a) o alguna(o), que ya ni se sabe el género de algunos(as) y alguna(os), para cuando salgamos del manicomio.

-¿Y a dónde iriamos a uno de esos bares de locas? Porque para locas, y con fundamento, las que están aquí encerradas.

-¿Fundamento? A ver Agustín, ¿crees que las de las disco no tienen fundamento? -pregunta María Eduardo, y leáse bien, es: María Eduardo, no María Estuardo.

-No chico, o chica, o como te consideres, que a mi plin lo que seas, no tienen fundamento, tienen una masa cerebral de nanogramos y volumen de nuez, con minímas circunvalaciones, lo que por lógica reduce sus inteligencias para escasamente cumplir con funciones básicas. Y por otra parte tienen aburrimientos súpinos, exceso de dinero, aunques sean unas muertas o muertos de hambre, y unas ganas siempre frustadas de escandalizar a la peña, con eso de que son diferentes, todos somos distintos y la vez iguales. !No te jode!

Espero una respuesta, que alguien hable, que diga lo que quiera quien quiera decir algo. Y como el silencio se prolonga se me va el pensamiento de paseo por los campos inconmensurables del tiempo, por aquellas llanuras que el olvido aún no siega y sin saber cómo ni porqué, recuerdo a mi padre que era proyeccionista de películas. De él heredé la pasión por el cine y aprendí el oficio. Aprendizaje que para nada me sirvió, pues cuanto conseguí fue una plaza en la taquilla de la sala en donde aún ejerzo y me barrunto que será por poco tiempo, dado que las maquinas dispensadoras de las boletas están dominando y domando a los escasos reticentes a manipular los 3 botones que determinan para cuál función vas. Lo otro es meter el dinero del importe del billete y pan comido. O sea, que yo sobro. Igual van a sobrar los que cogen el billete para que accedas a la sala y los rompen. !Vaya mérito de trabajo! rasgar papeletas. El billete abre la barrera de la entrada a la sala y sólo una que otra viejecita se lía y el rompe entradas está para ayudarla, porque lo que es para enseñar no sirve, pues las personas mayores no están para aprender gilipolleces. !Dí que sí!

Ojalá me salga el cargo para el que apliqué ya hace seis meses. Mi trabajo ideal, perfecto, soñado por años y años. El cargo de acomodador. No es fácil conseguír ese puesto. Hay dos plazas, en los dos cines de solera que sobreviven en el centro de la ciudad, y se adjudicarán cuado mueran quienes ocupan esas plazas.

Yo cuento los días al acecho como el buitre esperando el cadaver de su banquete. Los dos acomodadores son muy viejos y van a palmarla. Pero por cosas de la salud me tienen en vilo. !Ay la salud! Malditos programas de salud que alargan la vida de la población. Nada, que mientras se muere uno de los dos, alimento mis ilusiones imaginando las delicias de encender una linterna para apenas iluminar el suelo guiando al espectador de turno, luego apuntar el haz de luz a la butaca vacía y sin mediar palabra, ni siquiera mirar la cara del cliente, tender la mano para recibir la propina.

Habrá mejor trabajo en el mundo?

Rompe mis pensamientos y ensoñación otra vez María Eduardo

-Me da el pálpito que eres un poquitín facha.

-No tienes ni idea qué es un facha, ni siquiera sabes que es ser progre, tú lo que eres es una superficial, una frivola sin fundamentos que presume de eso: de progre y de roja. Mira petarda, cuando llegues a tu casa consulta al menos la wikipedia y entérate bien de lo que es un facha. Y para que te vayas enterando, mi familia luchó contra el franquismo y hay muchos muertos en combate y fusilados entre mis antepasados. Personas que dieron la vida para que hoy día gocemos de las libertades que tenemos. Que tú no podrías siquiera haberte cortado el pito de no ser por quienes se inmolaron por la democracia.